viernes, 9 de diciembre de 2011

ÍNTEGRAMENTE ÍNTEGRO

La integridad no existe.
Así lo pienso yo. No existen las personas íntegras. Sencillamente actuamos consecuentemente en función a nuestras circunstancias. Nuestra supuesta integridad depende de la situación en la que nos encontramos.
Si eres pobre, por ejemplo, tendrás una forma determinada de pensar y de actuar, una opinión concreta sobre ciertos temas y una visión específica de las cosas.
Si eres rico, tus pensamientos y actos son diferentes, así como tu opinión y tu forma de ver las cosas.
Pero, ¿qué ocurriría si al que es pobre lo convirtiéramos en rico y al que es rico lo convirtiéramos en pobre? Pues sencillamente intercambiarían sus pensamientos y opiniones. El que antes era pobre y señalaba al rico con el dedo, ahora como rico no se siente responsable de la situación del pobre, y el que antes era rico y no quería saber nada del pobre, ahora como pobre repudia al rico por su desentendimiento hacia los pobres. Es un poco lioso, pero en el fondo es muy simple. 
Y a todo esto podríamos preguntarmos: ¿Quién es más íntegro? ¿El rico o el pobre? ¿O los dos? ¿O ninguno? Pienso que simplemente no hay respuesta.
¿Y qué hay de los enchufes? No los de electricidad, sino los de trabajo. ¿Quién no ha hechado pestes sobre alguien al enterarse de que ha sido enchufado en un puesto de trabajo? Esto pone enfermo a cualquiera, ¿verdad? Porque nosotros somos íntegros y no soportamos estas injusticias... bueno, depende. Porque si el enchufe te lo ofrecen a tí la cosa cambia, ¿cierto? ¿Dónde queda aquí la integridad? Pues donde siempre, en ningún sitio.
Aun así, habrá quien se considere una persona íntegra. Eso está muy bien, pero de ahí a que lo sea...